martes, 16 de enero de 2018

Vendrán el domingo tantos aficionados visitantes como en la pasada temporada?

Supongo que muchos de vosotros, queridos lectores, conoceréis la fábula del alacrán y la rana; para quienes la desconozcan se la resumo. Cuentan que una mañana soleada se encontraban una rana y un alacrán en la orilla de un río con la intención de cruzar al otro lado. El artrópodo le solicitó al batracio si podía llevarle en su lomo para atravesar el río a lo que la rana contestó, 'si te llevo me clavarás el aguijón y moriré', a lo cual el escorpión respondió con firmeza, 'como iba a hacerlo, entonces moriríamos ahogados los dos'.  Finalmente la ranita convencida accedió a llevar a su compañero. Cuando habían cruzado la mitad del río, el alacrán clavó su venenoso aguijón en el lomo de su compañero de viaje. La rana le preguntó, 'por qué lo has hecho nos ahogaremos los dos', y el alacrán responde compungido, 'no he tenido elección, es mi naturaleza'.

Abrimos hoy la ventana para contemplar como se va acercando el derby. Y toca hablar del Reus y prometo hacerlo con ecuanimidad y objetividad, pero no les puedo asegurar que en un momento dado me salga mi naturaleza de alacrán. Reus nunca ha sido una ciudad en la que el fútbol se haya vivido con pasión; a inicios del siglo XX y hasta el inicio de la guerra en la capital de Mariano Fortuny (el pintor más importante después de Franciso de Goya durante el siglo XIX) primó más la afición al ciclismo e incluso al tenis que no al balompié.

El frenesí por el fútbol se circunscribía a los duelos frente al Nàstic de Tarragona porque era una forma de enfrentarse al poder de la capital aunque fuera un gran eufemismo. Por eso normalmente en la casi totalidad de clasificaciones finales los tarraconenses quedaban por encima de los reusenses.  La dinámica se rompió por vez primera la pasada temporada.

A partir de los años cuarenta el fútbol rojinegro cayó en el olvido al no existir los derbis pues el Nàstic militaba en Segunda y Primera División y los vecinos lo hacían en Regional o Tercera. Entonces apareció el Hockey sobre Patines que se convertirá en el deporte rey de Reus, llegarán los campeonatos de Liga, Copa y las seis títulos de Europa. La hegemonía futbolistica seguía siendo patrimonio del Nàstic.

La pasada temporada hubo la gran revolución. El Reus seria la revelación de la Liga 1,2,3 (aunque nunca pudo agotar las 4.300 localidades del campo) y con la victoria in extremis en el Nou Estadi estuvo cerca de convertirse en verdugo del Nàstic y ajusticiarlo a las tinieblas de la Segunda B.  Ahora parece que se ha vuelto a la realidad, el equipo está el ciclo negativo y la afición ha empezado el éxodo del Municipal de Reus, frente al Lugo último visitante tan solo tuvieron 1.700 espectadores.  Veremos que ocurrirá el domingo a las seis de la tarde...

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