miércoles, 9 de mayo de 2018

Un equipo, una ciudad unidos por una camiseta.

Estoy totalmente en contra de los insultos y vejaciones a los jugadores de fútbol (obviamente también de cualquier otro deporte) sean de casa o forasteros, tampoco es de recibo insultar al trio arbitral o a los directivos. Viene eso a colación por la actitud incívica de un grupúsculo de seguidores (?) del Nàstic después de la funesta derrota ante Osasuna. Nunca se puede tolerar improperios, oprobios o vituperios a los futbolistas de tu equipo porque han perdido por muy mal que hayan jugado. En todo caso será el Consejo de Administración el que tome las medidas pertinentes.

Lo que si quiero matizar es un calificativo que los jugadores consideraron injurioso y en cambio yo pienso que no lo es: mercenario. Si recurrimos al Diccionario de la RAE, encontramos la definición exacta, persona que realiza cualquier clase de trabajo por una retribución, generalmente económica, o que trabaja con el único interés de ganar dinero. También tiene otra acepción que tampoco me parece que sea lesiva,   soldado   que lucha a cambio de dinero o de un favor y sin motivaciones ideológicas. Esperar que los jugadores de ahora rivalizando en peinados, tattoos, perfiles en Instagram posean la fidelidad, lealtad a unos colores y aun escudo de por vida como sucedía antaño resulta pura utopía. 

Cuando veo a jugadores que cuando marcan besan el escudo o si lo hacen a su exequipo no lo celebran, perdonen que les diga me parece hipocresía. Antes el jugador se entregaba con más ahínco, fervor y rabia sin falta de exteriorizarlo  con gestos. Dicho esto a partir de ahora hay que enterrar la desilusión, el pesimismo, las dudas y dar el total apoyo al equipo en las dos finales que restan en casa. Pero una vez salvada la categoría...caña al mono que es de goma, como reza la frase castiza.
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1 comentarios :

Correcte Enric. Jo tambè sóc partidari de que mentre una persona sigui treballador del club, ha de rebre recolçament total. Ho podra fer millor o pitjor, pero treballa per al club, per tant, toca ser al seu costat recolzant-lo i animant-lo perque es sentí feliç i vulgui ser agraït retornant el recolzantment amb feina ben feta. O acàs els que critiquen e insulten no volen aixó per ells a la seva feina?
No he entés mai els insults gratuits a l'àrbitre, jugadors contraris, aficionats i menys encara si es fá amb els propis jugadors o aficionats.
Empenyem tots en la mateixa direcció i ens en sortirem segur.

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