miércoles, 2 de mayo de 2018

Serer remata ante la defensa del Reus Deportivo.

Este próximo fin de semana aprovechando la visita de Osasuna y la celebración del partido oficial número 1.000 en el Nou Estadi se rendirá un merecido homenaje al mito del Nàstic Valero Serer Pascual.  Un futbolista que en diez temporadas de 1960 a 1970 se alineó en 328 partidos y anotó 181 goles. Serer en su época fue el gran fichaje por el que se pagaron 250.000 pesetas por los cinco meses que jugó de febrero a junio y con opción a compra.

Llegó procedente del Real Zaragoza con 27 años y después de haber jugado cuatro temporadas, tres en Primera División y haber anotado un total de 12 goles. La situación del Nàstic aquel febrero de 1960 era angustiosa a falta de nueve partidos era último en el grupo VI de Tercera División a falta de nueve jornadas. El delantero centro debutó con derrota en casa 0-1 ante el Olot con un nefasto arbitraje del aragonés Canera Coscolín, Valero en aquel partido estrelló tres balones en la madera.

A partir de entonces el Nàstic sumó 14 de 16 puntos (los triunfos entonces valían dos puntos), marcando siete goles. El Nàstic se salvó y además logró el Trofeo Moscardo, Serer en 14 partidos anotó 14 goles, dos de ellos en la final jugada en Sarriá y que le valieron la consecución del Trofeo, una especie de Copa Catalunya. En julio firmaría un contrato para seguir ligado al Nàstic, solamente una temporada por un desencuentro con la directiva, marchó al Reus (única vez que el equipo rojinegro fue aplaudido al saltar al campo de l'Avinguda Catalunya como detalle a Serer). Luego regresaría para completar sus dos últimos años.

Hoy que tanto nos quejamos de la falta de compromiso, de sentimiento y de intensidad de los jugadores del Nástic (visitas a Alcorcón o Lorca), Valero Serer era la viva imagen del futbolista entregado, comprometido, que ponía sentimiento y furia sobre el césped. Un jugador que nunca daba la espalda y que se peleaba con los marcadores de la época que no eran como ahora. Serer debería de ser el santo y seña para los jugadores actuales que juegan demasiado acomodados y están en exceso influenciados por las modas y el entorno mediático.

Por eso bautizar la puerta de tribuna con su nombre ha sido una gran idea, quien mejor para dar nombre a una puerta que el jugador que en su vida profesional vistiendo la camiseta del Nàstic fue capaz de abrirlas en 181 ocasiones.
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