domingo, 11 de junio de 2017

    
Esta parada le puede valer al Nàstic 5 millones de euros.


        Todo sucedió en un minuto. Las 24 horas de Jack Bauer se condensaron aquí en sesenta segundos. Sobre el Gol de Mar del Nou Estadi asomaba una luna llena rojiza que parecía que quisiera husmear en el final de la Liga 1,2,3. En las gradas teñidas de rojo se auguraba un final donde las palpitaciones se irían acelerando.

         Y llegó el minuto 73 (21.50) Xavi Molina convirtió de manera inocente su pierna en guadaña y segó la pierna de Pere Milla. El árbitro Guillermo Cuadra no lo dudó: penalti. Aquí comenzaba el minuto más largo de mi vida. El de La Canonja marchó fuera del terreno de juego mesándose los cabellos incrédulo, Mossa intentó darle ánimos ('tranquilo que Manolo lo para' debió decirle). Reina habló con el colegiado alargando la agonía. Milla se santiguó. Jona con timidez cogió el balón para situarlo en el punto fatídico, el árbitro balear le obligó a situar correctamente el esférico...

          En este inacabable minuto, tan largo  e innecesario como una película de Isabel Coixet, por mi mente pasaron aceleradas y en desorden muchas imágenes: la de Josep Maria Andreu, que injusto está siendo el fútbol con él; la de Vicente Moreno a quien no le dejaron enderezar el rumbo; en mi padre que fue socio número 1 y que desde arriba estaría gestionando con alguien para que Reina pudiera detener el descenso; en Viqueira, que es un tipo extraordinario y que todo ésto le podía estallar en la cara; y también en los goles perdonados por Emaná, Delgado o Uche...

         Mientras Jona miraba la portería ya vi que en las piernas tenía plomo y nebulosa la mirada, cogió tres metros de distancia y miró a Manolo, y Manolo le devolvió la mirada como Gary Cooperen 'Solo ante el peligro'. Entonces en décimas de segundo como un martirio, como una penitencia impuesta (quizás por alegrarnos de las derrotas del Reus), desfilaron ante mi las imágenes de los campos del Cornellá, Llagostera, Saguntino, Ebro...y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

           Jona inició la carrera (las mentes de los dos protagonistas debieron pensar, el año pasado con el Albacete marqué (me marcó) gol al lanzarlo a la izquierda (derecha del portero), milésimas de duda, pero la posición del cuerpo (como el algodón) no engaña y el ligero balanceo del torso de Jona hacia su izquierda desveló a Manolo Reina la dirección que tomaría el balón. Se paró el esférico a la vez que se paraba el corazón a todo el equipo murciano.

          Transcurrió el minuto, ya ven para cuanto da un minuto. Y el Nàstic había dado el gran paso para la permanencia.
______________________________________________________________________

PD.- Mañana publicaré el prometido artículo en verso.

Comentarios: