martes, 21 de enero de 2020

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Un jugador poco agradeció hacia el club que le sacó del ostracismo y lo puso en el aparador.

Cuando uno no está a gusto en su puesto de trabajo simplemente coge y se va, siempre que su contrato se lo permita; a no ser que sea futbolista. Un jugador de futbol ha de saber, y si no su manager le debería de informar, que un contrato está para cumplirse a no ser que se acuda a la cláusula de rescisión (como por ejemplo hizo hace unos días Ribelles con su anterior club el Unionistas de Salamanca para poder firmar por el Nàstic).

En el partido frente al Hércules erupcionó el volcán en el vestuario grana cuando dos jugadores como dos ríos de lava quemaron todos los puentes con el consejo de la SAD y con la afición. Ambos escucharon cantos de sirena de otros clubes y quisieron aprovecharse, convertirse en meros mercenarios del futbol y ser infieles a la entidad que les abona el sueldo.

Victor Martínez Manrique (Viti), lleva desde agosto meneando la perdiz; el aprendiz de futbolista cogió una pataleta cuando el Nàstic no accedió a que se fuera al Español B, desde entonces desplantes, indolencia en los entrenamientos y actitud inadmisible hacia sus compañeros de vestuario y los socios. Además sigo pensando que es un jugador sobrevalorado y el tiempo nos dará o quitará la razón.

Damián Ezequiel Petcoff ha obrado de manera distinta (a sus 29 años ya acumula ocho clubes en su currículum) realizó una primera vuelta discreta por debajo de su nivel y al abrirse el mercado de invierno vio posibilidades de huir del Nàstic para acomodarse en otro club pero en Tarragona no le podían dejar ir sin que pagara el peaje de su marcha. El domingo dijo que no estaba en condiciones anímicas y se negó a entrar en la convocatoria; hecho que en mis más de cuarenta años de periodismo deportivo no vi jamás en el Nàstic.

El futbolista está en su pleno derecho de defender sus intereses laborales y por suerte desde finales de los años setenta el sindicato de futbolistas (AFE) les protege, pero los clubes no pueden tolerar una rebeldía sin causa, un pulso entre trabajador y patronal, unos caprichos de chicos malcriados y les asiste el derecho a recurrir a sanciones para frenar la rebeldía.

El medio campo del Nàstic se ha visto mermado por la actitud da ambos jugadores que quiero pensar jamás volverán a lucir la camiseta grana. Miren, Fran Miranda el domingo en noventa minutos demostró más implicación, mando, coraje y personalidad que Viti y Petcoff durante toda la primera vuelta del campeonato. Como decimos en Catalunya: bon vent i barca nova.
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