martes, 30 de octubre de 2018


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Momento de la intervención del presidente Josep Maria Andreu.


Pocas semanas después de abrir este blog, allá por el mes de agosto de 2012, me llamó Josep Maria Andreu para explicarme la situación del Nàstic; números rojos que estaban escritos en sangre, el histórico club estaba precipitándose por el abismo cargando con el desquicio de los anteriores presidentes de la SAD (Salvadó y Fernández) que habían situado el déficit en los 7.300.000 euros y con el equipo en Segunda B y sin futbolistas.

La desaparición y la futura transformación del filial de la Pobla en el nuevo Nàstic en Tercera era una opción que no se descartaba, pero dolía, dolía mucho. Se acababa de celebrar el 125 aniversario del Club Gimnàstic y se estaba a dos años de conmemorar el centenario de la sección de futbol. Andreu, con el respaldo del consistorio, decidió asumir el reto imposible de sanear el equipo y devolverlo a la LFP.

En la asamblea de accionistas de esta noche un presidente feliz podía presumir de que seis años después la deuda quedaba saldada, se generaron nueve millones (pues hay que sumar los intereses) con una excelente gestión de la junta y, justo es reconocerlo, de Promosport que apostó por invertir en un club de la categoría de bronce del futbol español.

Los números son de Champions, el Nàstic a base de traspasos, ampliaciones de capital y derechos televisivos ha podido enjuagar la dolorosa deuda de 1.210.800.000 de las antiguas pesetas como muy bien precisó el Director General, Lluis Fábregas. Saben que porcentaje del presupuesto se cubre con las cuotas de abonados y venta de entradas?, no llega al 12%. 

El esfuerzo realizado por el Consejo Directivo de la SAD y por el president Josep Maria Andreu ha sido colosal, pocos clubes serian capaces de no perecer en el intento. Y si no, miremos a quince kilómetros donde el Reus está es situación crítica por una mala gestión de su propietario; o el Córdoba que intenta salir de las arenas movedizas de la desaparición; o del Elx o Extremadura.

Cierto que la arcadia feliz de la economía no casa con la situación deportiva que se vive por tercera temporada consecutiva. Con los topes salariales, las aportaciones a los equipos descendidos y los ingresos en función de la clasificación resulta muy difícil confeccionar una plantilla, lo que no quita para considerar que el actual director deportivo está falto de experiencia y se está pagando.
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